Familia Pérez Rosas

Querétaro

Clara vive con su madre y su hija, y se considera una emprendedora entregada a su negocio, su creación, como le llama. Comparte con su hermana Blanca la tranquilidad de tener hijos mayores de edad, lo que les permite pasar más tiempo para convivir entre ellas. Por su lado, Berenice y Eduardo -que sí nació en Querétaro- acaban de ser padres de el boni, quien demanda la mayor parte del tiempo de su mamá que, a sus 36 años, siente que su mayor logro del día es “terminar con un poco de cordura en su cabeza”.

 

Originarias de la Ciudad de México, las cuatro hermanas Pérez Rosas llegaron a la ciudad de Querétaro en diferentes momentos de vida. Aunque tienen veinte años residiendo en el estado, aun se distinguen de “los queretanos” pero se expresan con nostalgia de la ciudad que conocieron cuando llegaron y aquellas circunstancias que han cambiado con el paso de los años: el aumento de la inseguridad, la limpieza de las calles, la desaparición del seguro popular. También demandan con molestia las problemáticas que no se arreglan, no importa quien gobierne, por ejemplo, el drenaje que ocasiona inundaciones en la temporada de lluvias.

 

La familia Pérez Rosas suelen reunirse para ponerse al día sobre sus vidas, en la medida que el trabajo les permite: Clara con su emprendimiento y aunque no percibe un salario, es muy organizada para atender a su clientela; Blanca es agente de seguros y administra siniestros; Eduardo es auxiliar contable y músico versátil que le permite tener una entrada extra tocando en misas los fines de semana a los que Bere lo acompaña cuando tienen con quien dejar al boni.   

Desde sus propias experiencias, perciben que existe un ajuste necesario en la economía de sus familias porque los precios han subido y buscan cómo hacerle en este inicio de año. Berenice reflexiona que si vas a la tiendita “con 100 pesos sólo alcanza para dos cosas” y Clara -que orgullosa cita a su hija como principal fuente de información-, sabe que hay que dejar de comprar algunas cosas o buscar los precios más baratos. Ernesto, por su lado, opina que el poder adquisitivo está a la baja porque si quieres comprarte una casa, un coche o un seguro, no te alcanza. Sin embargo, saben que en la familia hay contrastes, porque cada quien tiene sus propios logros. Blanca, por ejemplo, tomó la decisión de mudarse a una casa con cochera porque recientemente adquirió un auto que, aunque la agencia aún no se lo entrega, lo espera con mucho entusiasmo.  

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